Brecha salarial y presencia de la mujer en puestos directivos 2022
La presencia de la mujer en puestos directivos vuelve a retroceder tras la pandemia de la Covid-19, situándose en el 16,8%, según la 16ª edición del informe Brecha salarial y presencia de la mujer en puestos directivos 2022 de EADA e ICSA Grupo. Tras varios años registrando una evolución positiva, pasando del 11,8% de 2016 al 18,80% de 2021, en 2022 la cuota de presencia femenina en puestos directivos cayó dos puntos. Este descenso es más evidente en los puestos de Dirección General, donde las mujeres representan solo un 8,8%, Dirección Comercial (7,6%) y Dirección de Producción (5,9%). En cambio, hay mayor presencia de mujeres en la Dirección de Recursos Humanos (32,9%) y en la Dirección de Administración y Finanzas (19,5%). Por tamaño de empresa, disminuye la cuota de mujeres en gran empresa (19,4%) y mediana empresa (25%) y aumenta en la pequeña empresa (55,6%).
La segunda conclusión del informe es que se mantiene la brecha salarial entre hombres y mujeres en todas las categorías profesionales. En cifras absolutas, la media actual de un directivo es de 88.129 euros brutos anuales mientras que la de su homóloga femenina es de 77.928 euros, lo que representa una diferencia salarial del 13,1%. En cargos intermedios hablaríamos de 44.020 euros brutos anuales de los hombres frente a los 39.106 euros de las mujeres (12,6%) y en el caso de los empleados, ellos cobran 28.127 euros brutos anuales y ellas 25.243 euros (11,4%).
Además, el informe de EADA e ICSA constata que las mujeres están incluso mejor preparadas que ellos a nivel formativo aunque tienen salarios inferiores asumiendo las mismas posiciones. Así, un 42,8% de mujeres tienen un master o postgrado frente a un 42,4% de los hombres. También es mayor el porcentaje de mujeres con estudios universitarios: representan un 47,8% frente al 44,9% de los hombres. Y sin estudios universitarios, hay menos mujeres (9,4%) que hombres (12,8%).
Causas del retroceso
Las autoras del estudio, Indry Canchila, que es socia directiva de ICSA Grupo, y la Dra. Aline Masuda, han reflexionado acerca de los diferentes motivos que han provocado este nuevo retroceso. Uno de los principales es que tras la pandemia se ha vuelto al presencialismo. Según Canchila, “no se ha aprovechado la oportunidad de digitalización, teletrabajo y conciliación que ofreció la pandemia y las empresas están instaurando el modelo presencial pre-Covid y de trabajo por horas, no por objetivos”. En su opinión, “hemos vuelto a los puestos de trabajo poco adaptables, poco flexibles, que no favorecen la conciliación personal y profesional de las mujeres”.
En este sentido, la Dra. Masuda ha abogado por “rediseñar los puestos de trabajo priorizando la gestión por objetivos y el trabajo en equipo”. Como consecuencia de ello, ambas autoras del estudio han coincidido en que “muchas mujeres que accedieron a un puesto directivo durante la pandemia se han visto obligadas a dejarlo o migrar hacia un cargo intermedio, por las dificultades para conciliar”.
Un segundo motivo es que las posiciones directivas siguen estando “muy masculinizadas” y es una tendencia que no se ha roto y que puede seguir acentuándose en los próximos años si no se implantan modelos flexibles que faciliten la conciliación de las mujeres. Para Aline Masuda, “la solución pasaría por un cambio de legislación que promueva la conciliación, un cambio cultural en el mundo empresarial, más oportunidades para desarrollar su carrera en la empresa y la equiparación salarial con los hombres”. Como ha apuntado, “a día de hoy, la mayoría de mujeres sigue asumiendo las cargas domésticas y tienen menor poder adquisitivo, menor capacidad de ahorro, para afrontar cualquier situación económica adversa así como plantearse su jubilación con garantías”.
La profesora de EADA se ha referido también a la crisis financiera que han sufrido las empresas a causa de la Covid: “Esta situación ha provocado que todos los profesionales trabajen más horas, lo que ha perjudicado sobre todo a las mujeres, precisamente por las responsabilidades domésticas que siguen asumiendo”. Por ello, Masuda ha insistido en “educar a las próximas generaciones de mujeres para invertir esta tendencia y conseguir una distribución equitativa de las responsabilidades domésticas”.