Crisis de mercados, de verdades y de personas
Autor: Rafael Sambola Sambola.
Director del Máster en Dirección Financiera de EADA
En los dos últimos años y de forma más relevante en estos seis últimos meses hemos asistido a un sin fin de opiniones sobre las causas que han originado la grave crisis financiera actual que está viviendo Europa y EEUU.
Son muchos los políticos, economistas, premios Nobel, sociólogos etc. que a través de la prensa escrita y otros medios de comunicación han explicado las causas y su efecto en la situación actual, así como su visión sobre las medidas que deberían tomarse de forma urgente para mejorar la tendencia negativa de la economía.
Desde hace ya unos meses han aparecido en escena los “mercados” y de los que se nos está transmitiendo como algo temible, insaciable, avaricioso y causante de todos nuestros males.
Aunque de mercados existen de muchos tipos, el de deuda y el de renta variable han adquirido una especial relevancia en estos últimos tiempos.
El primero de ellos, el de deuda, tiene un comportamiento paralelo al riesgo y la incerteza. El coste de la deuda aumentará si se percibe del acreedor la posibilidad de no hacer frente a la devolución de la deuda y al pago de los intereses.
Sin embargo el mercado de renta variable se comporta de forma asimétrica: El inversor, contagiado muchas veces por lo que hacen el resto de inversores y por las malas noticias financieras que implican riesgo e incerteza decidirá vender su cartera, cuyo efecto multiplicador provocará una supuesta bajada de las cotizaciones en los mercados.
Deberíamos preguntarnos por tanto ¿cuáles son las variables que pueden incidir en que aparezca el riesgo y la incertidumbre? Aunque el primero se trata de un fenómeno multidimensional y que está relacionado con factores de índole económico, las dos variables tienen en común su dependencia con las “verdades” y las “personas”.
La mejor forma de argumentar esta afirmación es consultando las hemerotecas especializadas en noticias políticas y económicas de los últimos años.
Si nos centramos en España todos tenemos en la memoria la negación por parte de nuestro Presidente del Gobierno que esto de la crisis no iba con nosotros. Incluso cuando se reconoció esta situación, inmediatamente la Ministra Salgado hablaba de la aparición de los primeros “brotes verdes”.
También se habló de forma insistente de la salud de nuestro sistema financiero como modelo a seguir por el resto de entidades financieras europeas, pensando que mintiendo de forma insolente calmarían los mercados y la preocupación de los ciudadanos.
Igualmente los test de estrés han sido un claro ejemplo del engaño promovido por parte de todos los gobernantes de la Unión Europea. En las pruebas de solvencia realizadas en el pasado mes de Julio se confirmaba que en más del 90% de casos analizados era evidente, que podrían resistir un posible impago de la deuda griega. Con el transcurso de los días se ha demostrado que todo ha sido una comedia ya que los bancos europeos podrían necesitar entre 150.000 y 300.000 millones de euros para sobrevivir a una crisis griega.
Aunque el Sr.Fernández Ordoñez, gobernador del Banco de España y la Ministra de Economía Sra. Elena Salgado se aferran a estas pruebas de estrés es evidente que la crisis reciente de Dexia da un carpetazo definitivo a su credibilidad.
La conclusión que saco de toda esta situación es que la mentira sistemática e irresponsable de nuestros políticos lo único que hace es agravar la crisis de confianza de los mercados y también de las personas.
Es evidente que detrás de esta falta de verdades se encuentra la segunda variable: las personas que ocupan lugares de responsabilidad en el ámbito de la política y la economía. Sin duda una variable preocupante ya que éstos dan la clara impresión que no saben dónde van, ni tampoco como resolver la situación, aspecto totalmente contrario a lo que necesitan precisamente los mercados: infundir confianza y tener claro los objetivos y estrategias que deben ponerse en marcha de forma urgente. La volatilidad de estos mercados en estos últimos meses deja un claro mensaje de la importancia que dan, a la seriedad de los países y sus líderes que los representan. Estos deben actuar con rigor y coherencia institucional.
Si esto lo argumentamos con algún ejemplo más doméstico cabría preguntarse ¿Qué credibilidad puede tener el Sr. Fernández Ordoñez, cuando en una reunión con la prensa afirmó que la situación de la CAM era “de lo peor de lo peor que había visto? ¿Cómo puede el regulador realizar estas declaraciones, sin presentar inmediatamente su dimisión?
Con el beneplácito del banco de España, nos ha sorprendido también y de forma escandalosa la decisión tomada por los Consejeros y Directivos de la CAM y NCG de auto-indemnizarse por un importe que ronda los 34 millones de euros, importe que inevitablemente deberá pasar a incrementar los resultados negativos de las dos instituciones y que inevitablemente deberá compensar con despidos; aproximadamente 2.300 mileuristas. Para relativizar esta cifra y darse cuenta del impacto que tiene, hay que recordar que el ahorro previsto por parte de la Generalitat a través de despidos y reducción de salarios en el sector de la sanidad catalana ronda aproximadamente esta cantidad.
Tampoco, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel salen indemnes de estas críticas. Si algo están demostrando los máximos dirigentes de Francia y Alemania, en estos momentos tan complejos es que ni se entienden, ni tampoco saben transmitir tranquilidad a los mercados.