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Los proyectos tienen el poder de hacer un mundo mejor, de crear nuevos puestos de trabajo; promover la diversidad, la igualdad y la inclusión; proporcionar infraestructura esencial; mejorar la educación; mejorar la salud y la seguridad públicas. Cada día, los proyectos ayudan al mundo a dar un paso más hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

Pero ese cambio no ocurre por casualidad. Para realmente marcar la diferencia, las organizaciones deben examinar el impacto social de sus proyectos desde el principio. Solo entonces, con una planificación y un seguimiento meticuloso, las empresas pueden entregar proyectos que generen beneficios en toda la empresa y en el mundo en general.

A medida que el mundo navega a través de la incertidumbre provocada por la pandemia, la necesidad de hacer el bien resuena más que nunca. El desafío radica en encontrar una manera de incorporar el concepto de impacto social positivo en todos los proyectos, no solo en los que se incluyen en la “responsabilidad social empresarial”.

En su informe de impacto social de 2019, por ejemplo, el gigante cafetero Starbucks proclamó: “La crisis que atravesamos ha puesto de relieve que nuestro mundo es pequeño y debemos cuidarlo y cuidarnos unos a otros”. Los líderes del proyecto parecen estar listos para la acción: según la investigación realizada por PMI, 8 de cada 10 profesionales del proyecto enumeran el impacto social como una preocupación personal, y el 87 por ciento dice que el impacto social es una preocupación para su organización.

Ponente

Jordi Comas, Secretario del Capítulo del PMI Barcelona.